Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
Diabolo Sobre todo la buena amistad

Se prendió la noche en Puebla

Diabolo
Se prendió la noche en Puebla

Dicen que la vida debería estar llena de aventuras, pero es lo contrario, las aventuras están llenas de vida. Si tuviéramos el poder de saber cómo nos va ir en nuestro camino la supervivencia nuestra sería más fácil, pero como no lo sabemos ese andar se transforma en una aventura. Y por este motivo la gente nos dice siempre que hay que saber vivir cada segundo de nuestra existencia como si fuera el último.

Eso hacemos las personas que vemos el futuro como algo lejano que puede suceder o no. Pero lo que tenemos a la mano lo vivimos al máximo. Saboreando cada segundo de esos momentos que sabemos que serán únicos. Mientras nos dirigimos a conocer más sitios de esta bella ciudad, sus monumentos y calles nos recuerdan donde estamos y aunque no crean también nos hace ver hacia donde iremos próximamente.

Si bien todos somos nacionalistas y amamos nuestros respectivos países, México es la cereza del pastel latinoamericano, este hermoso país no por nada es uno de los países del mundo donde su turismo es una forma de vida muy importante para sus nacionales. Alguien me preguntaba alguna vez si viajar a Las Vegas, Nevada, seria uno de mis sueños. Y se sorprendió cuando escucho de mí, que si fuese adolescente si tal vez hubiera sido un deseo, así como de niño nos llena la cabeza ir a Orlando y Disney.

Pero hoy he descubierto que me gusta lo auténtico en todo sentido. Diría que muchas ciudades del mundo son bellas, pero muchas de ellas son como Hollywood. Tal vez lo que vivas sería un sueño, una fantasía, pero cuando despiertas te das cuenta que las realidades son contrarias.  Una ciudad va de la mano con su gente y esa amalgama forma lo bello, lo único para el turista.

No hay valor agregado si tú admiras una ciudad linda por su infraestructura e historia, pero donde en sus principios desprecian su propia gente ya sea por raza, credo y hasta por su idioma. A las personas como nosotros si nos maravilla las cosas por supuesto, pero lo que más nos maravilla son sus gentes. La familiaridad que te brinda un país, una ciudad o un pueblo es el valor agregado de sentirse cómodo y contento.

Escucho atentamente la historia de cada monumento mientras caminamos por Puebla y la tarde se va convirtiendo en noche. Y para las ciudades, las noches son como los cosméticos para las mujeres. En las noches se hacen más bellas y hay que caminar mucho para ir descubriendo esos secretos que han guardado por centurias.

De niño claro que la TV norteamericana nos formó en cierta manera, pero si hay que elegir que nos formó más, sin duda por idioma, forma de vida y semejanza fue México. Y cada paso sin querer pensar, pero pensando, parafraseando al Chavo. Me acuerdo que estoy en la mata de tantos artistas que aquí nacieron. Que los vi desde niño y hasta el día de hoy. Lo primero que sentí en este viaje, fue respeto a su historia. Un país valiente que sin duda es el hermano mayor de Latino américa.  

Soy amante de la historia colonial y de principios del siglo 20, me gusta representar en mi mente cómo era vivir en esa época. Me atrae los edificios, y aunque a no muchos les guste, me fascina el vestuario de las mujeres de esas épocas. La elegancia es distintiva, y como distintiva las personas eran de otra clase o como diría alguien de esa época. Gente con más clase. Y para suerte mía en este precioso viaje, mis acompañantes denotan esa historia de gente distinta, gente que tiene ese don que todos denominamos, “Don de gentes”.

Y las luces nocturnas se mezclan con el colorido de la ciudad, y da lugar a un arcoíris de emociones que forman las noches de Puebla.  Hemos pasado un día más y en el siguiente episodio conoceremos un poco más de sus comidas típicas en algunos restaurantes coloniales y añejos, y claro ya con muchas ganas de conocer esos pueblitos que por acá los llaman y son "Mágicos". 

Continuará...

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentarios