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Diabolo Sobre todo la buena amistad

Hasta la vuelta Puebla…

Diabolo
Hasta la vuelta Puebla…

Cada paso que damos en este viaje es una gota más de vida en nuestro peregrino caminar hacia el inevitable final. Este cambio de rutina es lo que nos da fortaleza mental y física para llegar a un equilibrio mental. Nadie puede vivir en este mundo sin equilibrio. Y muchas personas lo obtienen de mil formas y algunas de ellas mal sanas. Siempre escucho y reafirmo el dicho que la vida de antes fue mejor. Y este viaje me lo demostró.

Mientras sigo caminando por Puebla me atrae lo añejo más que lo nuevo, y cuando miro lo antaño tengo sensaciones encontradas y pongo mi mente en reversa tratando de adivinar como era la vida de esa Puebla colonial y de principios del siglo 20. Y nada más claro para obtener respuestas que conversar y conversar con gente que aún recuerda y vivió esos años. Todo lo antiguo es romántico, aunque nos recuerde ciertos pesares.

La gente se abría camino con mucha más fortaleza que hoy en día. Lo manual era la herramienta predilecta de ese entonces y aquí vamos a volver al verdadero poder que siempre ha estado tras de los hombres.  Y adivinaron es la "mujer", esos seres que nos alimentaron no solo de su leche materna y luego de sus manjares, sino de su lucha diaria por hacernos surgir en este mundo que siempre ha sido competitivo en las buenas y en las malas.

Encontramos lavanderías populares trasformadas hoy en lindos museos. Restoranes que nos recuerdan tanto a nosotros como a sus herederos. Que quién inicio todo, el hoy negocio pujante fue la abuela o en algunos casos la bisabuela... Nunca se imaginó que ese pequeño comedero parroquial que daba de comer a su familia y vecinos se podía transformar en el futuro en uno de los negocios más pujantes y hasta tradicionales de una ciudad. Nunca imagino que ella... era la misma Puebla.

Este viaje y futuros, nos deben recordar que, gracias a estos hombres y mujeres de antes, que forjaron y lucharon a costa muchas veces de su salud y su vida, es la obra y grandeza de ellos que hoy heredan sus hijos. Y además por las cuales millones de turistas los visitamos. México tiene su orgullo bien puesto y su tarea será conservar esas míticas obras monumentales y esa realidad exquisita gastronómica.

Nos toca regresar a la lucha diaria y real de nuestra existencia, no sin antes dar unos últimos vistazos de esta hermosa ciudad. Tratando de captar en nuestra mente como una cámara capta las fotos, los últimos recuerdos de sus corredores y calles. Y como todo buen turista ahora si comprando los suvenires y dulces nativos y deliciosos que harán que nuestros recuerdos duren un poquito más.      

Todo el viaje fue espectacular y lo llevo en mi mente como el renacer de la esperanza que siempre los buenos son muchos más que los que sabemos. Fue un placer pisar una vez más esta tierra no solo por su gente maravillosa, sino porque es un patrimonio mundial en muchos sentidos. Y como en las películas, si la miras y está muy buena te da ganas de repetírtela.

Nos vamos con la certeza que en un horizonte no muy lejano habrá una segunda parte. Y con fe que será mucho mejor que esta primera. Y la promesa que existirán millón luces por mostrar y tal vez en el cielo nos crucemos con ese señor de vestidos rojos que vuela en su trineo. Y claro trataremos de escalar esta vez hasta tocar el cielo azul, tal cual como lo hicieron estos bravos nativos que no conforme con pisar estas benditas tierras volaron hasta hacerlo posible.

No me voy sin antes agradecer de todo corazón a aquellas personas que me ayudaron en todos los sentidos hacer realidad uno de mis sueños y como esto no termina habrá mucho tiempo para seguir su camino. Y tal vez nos encontremos nuevamente con más vida, más luces y más historias por compartir. Hasta la vuelta Puebla…

Continuará…

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F
La familia es el mejor activo
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