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Diabolo Sobre todo la buena amistad

Entre Marianita y Ratatouille

Diabolo
Entre Marianita y Ratatouille

Para mucha gente ver grandes edificios y la modernidad de estas ciudades con sus espectaculares luces es sinónimo de asombro. Y por supuesto que lo es, pero mi asombro personal siempre ha sido el lado verde de los campos con sus casitas rusticas que adornan como pintura al óleo de un gran artista. Cuando viajas y tu mundo ha sido conocer lugares y gente, hay episodios en tu vida que se te asemejan a grandes películas y en este post les contare mi encuentro con ese ratoncito que es la figura central de la película infantil Ratatouille.

Lo primero que sientes al despertar en este nuevo episodio de vida, fue un mundo lleno de nuevos aromas que no habías conocido.  Abres los ojos y entre curiosidad y timidez, descubres que estas en un lugar casi mágico que muy pocas personas lo conocen... Estoy en las entrañas mismas de olores y sabores que por cientos de años las recetas pasaban de madres a hijas como el mayor tesoro que se puede heredar.

Y claro que es el mayor tesoro que uno hereda porque ahí está plasmado el amor y la ternura de una madre, su olor siempre será esos brazos cálidos que nos hizo dormir, su sabor será el alma bendita de ese personaje quedaba la vida por nosotros. Me acorde por pocos instantes como era mi vida con mi abuela, que su mayor demostración de afecto fue darnos un plato de comida a veces sencillo o basto, pero siempre con su bendición en cada cucharada.

Nunca antes en mi vida, mi primer lugar al conocer una ciudad, fue pasear entre verduras frescas mezclando sus aromas con unas jugosas frutas de la estación. Pues sí, estaba caminando en uno de los principales mercados de la ciudad. Donde para algunos puede ser el último lugar en conocer y para muchos ni les sobrara encanto.  Pero mi curiosidad y buen ánimo nunca me alejara de estos coloquiales lugares.

La magia no estuvo en sí mismo en conocer este lugar de primera vista. La magia se fue hallando de apoco, cuando los personajes de esta historia parecían que caminaban como por entre senderos de flores, donde hay especies una más bonita que otra. Con ojos tan expertos que para un simple mortal como lo es uno, no distingue a simple vista las cualidades idóneas de sus ingredientes que a veces son tan exactos como la matemática, para que el sabor no cambie una milésima de sensación al paladar y al olfato.

Cuando uno se desarrolla entre pantallas, máquinas y números, parecería que se entiende casi todo. Pero cuando estas frente a personas con una percepción tan sutil y con sus conocimientos a veces milenarios que nos dan alegría y confort, te das cuenta que la vida es la sucesión de momentos casi imperceptibles de amor que nos los demuestran con el arte de los sabores.

Descubrí como el arte de la cocina por sí misma no es solo la mezcla de ingredientes.  Creo firmemente que en realidad es la suma de “Pasiones”, lo cual hace que el sabor de tu bocado sepa a manjar de los dioses. ¿Y por qué es una mezcla de Pasiones?

Porque se necesita pasión para que en cada paso que das por la vida, nunca te falte la fuerza necesaria inspiradora. Se necesita pasión para generarnos emoción. La pasión no va a generar riquezas, pero si te va a generar vida. Y vida me dio Marianita mi Ratatouille de esta historia, mi personaje único que hizo fijarme en lo precioso que es la vida simple, sincera y donde su amor lo plasma en sus platillos, en sus mañanas de olores y sabores, entre mercados de colores y calles de verduras. Entre sus manos con pequeñas cicatrices que en realidad son gotas de pintura de sus obras maestras que le quedan al pintor después de su gran obra.

En su cumpleaños no solo de hoy sino de siempre, mi amor y agradecimiento eterno. Y aquí cabe una frase copiada pero sincera.

No dejes que nadie defina tus límites, el único límite es tu alma.

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