Nuestra meta alcanzar el cielo

Magia es algo que nos asombra y hasta algo que no creemos que sea terrenal. Pero todos tenemos algo de magia es nuestros buenos tiempos y algunas personas la tienen puesta siempre como indumentaria. Es lo que hace de un lugar o una persona especial.  Sentimos esa magia al enamorarnos o al ver cosas y lugares realmente maravillosos. Y también por supuesto cuando una delicia culinaria hace alboroto en nuestro paladar.  

En realidad, el mundo está lleno de magia por donde la mires y la sientas. Y una de las virtudes de los viajes es que la hallas desde el primer momento que planificas el viaje... Luego con el pasar de los kilómetros estos se harán más visibles y tu corazón se va acelerando de emoción cuando esa magia va apareciendo. Y cuando la miras delante de tus ojos la sientes también en tu alma. Tus sentidos comienzan a despertar como queriendo acaparar todo el momento.

Desde el inicio del amanecer en tierras benditas lo primero que sientes es el aroma del aire y los primeros olores de esos sabores nuevos que ansias ya probarlos. Y al llegar al restauran no sabes por dónde empezar ni que pedir, porque todo el menú lo quieres disfrutar. Así que lo óptimo en estos instantes es pedir con tu(s) acompañante(s) platos diferentes para probar lo que más pueda tu apetito y tu estómago por supuesto. Para suerte mía mi estómago es de viajero y casi nada me ha hecho estragos. Y no olvidemos que estamos en la tierra del picante. Pero no le tememos y probaremos todo se ha dicho.

Puebla es un sitio donde además de sus bellos monumentos, edificios y cultura está por demás contar su historia culinaria orgullo de sus habitantes. Con diversidad de platos que hasta el día de hoy se me hace muy difícil acordarme de todos los nombres. Pero créame que mi paladar se acuerda de todo. Y si quisiera estampar en letras su arte culinario escribiría un libro tranquilamente. Y como no tenemos esos alcances por ahora trataremos de abreviarlo rápidamente.

Quien visite Puebla obligado tendrá que probar Los churros, las cemitas, los famosos chlles en nogada y orgullo poblano, por supuesto los tacos, banderas, quesadillas, mixiotes, chalupas y si sigo me va a dar mucha hambre porque existen infinidad de comidas que tuvimos la gran suerte de saborear. Y de esta magia culinaria que nos llevó todo el tiempo y esfuerzo de no engordar mucho, ahora si era el momento de salir de Puebla en dirección a esos lugares cercanos y pueblos realmente mágicos.

Uno de nuestros primeros sitios saliendo de Puebla fue encontrarnos en Cholula, un lugar campestre hogareño y lleno de color. Y obvio aquí desayunamos unas deliciosas barbacoas antes del periplo para conocer y subir hasta la gran Pirámide de Cholula donde en su cima se halla el templo de la Virgen de los Remedios. Y aquí no quiero ser muy explícito porque este no es un blog de turismo sino un blog de vivencias.

Cholula es un pequeño diamante donde hallas muchos lugares y tradiciones que me hacen sentir en casa, por ser un sitio campestre soleado y tranquilo. Y a la vez descubres ese matrimonio entre la tierra con su cielo azul y el hombre. Experimentas el embrujo de sus colonos caminando y vendiendo en sus plazas, con su vestuario autóctono. El alma nos da pequeños indicios que estamos por descubrir lugares más mágicos y extraordinarios.  

Y ya que estamos en uno de los mercados de Cholula se viene lo que ya no se puede evadir, y es probar los famosos chapulines.  Hay muchos sabores obligatorios que hay que degustar de ley en México. Y los chapulines es uno de ellos, así que, dudando, pero como buenos viajeros los comimos. Y si fuimos capaces de probar lo más picante y salir adelante, los chapulines fueron cosa de niños.

Y quién tuvo la idea de construir todos estas pirámides y monumentos ancestrales, conjuntamente con la gente que lo hizo posible. Me atrevo a decir que fueron unos iluminados, que crearon la inmortalidad de sus pensamientos. Si hoy decimos que las personas que inventaron la computadora, los vehículos de transporte y muchos otros inventos, fueron genios. Como no llamar genios a aquellas personas que nos maravillan hasta hoy en día después de miles de años y que con solo herramientas arcaicas lograron alcanzar los cielos…

Como la magia sigue en este viaje, esperamos con ansias un nuevo día, para tratar de alcanzar nosotros también ese cielo eterno y azul.

Continuará...