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Diabolo Sobre todo la buena amistad

¿Y por qué tantas novias? (II)

Diabolo
¿Y por qué tantas novias? (II)

Todas las chicas tenían un vestido blanco largo y un cintillo de igual color en el cabello. Sonrientes y nerviosas porque se daban cuenta que eran el centro de atención de todos los huéspedes del hotel. No me iba a quedar con la duda del por qué estaban vestidas de esa forma, así que pregunte al botones que si había un matrimonio. El hombre solo se me sonrió y supo responder que no había ningún matrimonio, era la fiesta de graduación de universidad.

Esa universidad debía costar mi sueldo. Porque eran bellos esos vestidos y luego cuando baje nuevamente a la recepción un poco más tarde, ya por fin vi todo como era en extenso. Los muchachos tenían un  traje impecable obscuro. Así que pensaba en mis adentros, que esa forma de vida no la  perdemos vivir los comunes y silvestres como yo. Y que posiblemente algún día podría realizar esos sueños-

Cuando eres joven dicen que hay que aprovechar las oportunidades al máximo. Pero no solo se lo debe hacer en el ámbito profesional o económico. También lo hay que hacer en lo sentimental, y si por esos errores del destino no se te lo presenta, pues hay que crearlos. Debe parecer que todo fue pura casualidad, pero bien sabemos que nunca fue una casualidad todo estuvo fríamente calculado. Eso lo llamamos crear oportunidades, y las oportunidades no la aprendes metido en tu casa. Las creas en los sitios menos pensados. Porque también el amor está en el sitio menos indicado.   

El bar del hotel era el sitio perfecto ese momento para encontrar algo de ese amor esquivo. Y porque era el momento perfecto, pues miren tenía dinero, era joven, algo agraciado bueno eso decían mis ex. Tenía trabajo lo único que me faltaba era una linda mujer a mi lado. Mi ánimo estaba en su punto máximo así que estaba listo para cautivar mi próxima novia- Sentado en el bar  me situaba a 10 metros de unas grandes puertas de vidrio que daban a la piscina del hotel y donde se desarrollaba la fiesta de graduación.

Era el sitio adecuado para mirar y lógico para que me miren también y de vez en cuando cruzar miraditas. Y como todo un galán que me sentía tenía que estar a la altura de la ocasión. Pedí un whisky que con todo el estrés que me manejaba por el viaje y las emociones sentí que se me subió a la cabeza sin tardar. Y ya sentía que estaba atravesando mi cerebro porque te va aumentando esa adrenalina y esa sensación como de libertad y euforia. La fiesta ya había empezado y estaba muy buena mis pies bailaban solos, pero lastimosamente no había pareja. Y lo que menos pasaban eran chicas en dirección al bar. Pero no importaba había que tener paciencia.

Hay personas que andan en búsqueda del amor y pensaba que aquí alguna chica me vera a lo lejos y se atrevería a pasar muy cerca de mí. Y claro  tenía que estar muy atento porque había que actuar muy rápido antes que escape la oportunidad. Siempre he sido optimista pero cuando ya pedí como mi décimo trago no solo iba perdiendo mi optimismo sino también me di cuenta que ya estaba más allá que acá. Los tragos se me habían subido a la cabeza. Te ha pasado que vas al espejo de baño y mirándote te preguntas a ti mismo ¿Si estás bien? Bueno el espejo tenía cara de ya estar borracho.

Tenía que asumir la derrota de no poder ni siquiera acercarme a alguna chica, peor cruzar una palabra. Decidí abandonar el bar no sin antes despedirme muy afectuosamente de mi querido contertulio el barman del hotel que entre risas y meneadas de cabeza se dio cuenta de mi gran pérdida. Llegue a mi habitación tratando de caminar todo lo derecho que se pudo. Al menos no había que perder el glamour.

Ya acostado hice un balance de mi primer día en el otro mundo. Me olvidaba de algo y ese algo lo tengo escrito en Pueblo Caliente, de cómo se debe ingresar a  este nuevo mundo.

Continuará… 

 

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