El Pueblo Caliente (I)

Cuando tenía como cinco años los primeros recuerdos que vienen a mi mente son de mis tíos abuelos y mi abuela. Me acuerdo bien porque hubo una época que la pasábamos en funerales. Todos murieron longevamente pasados los 90 años. Y uno tras de otro eran total 12 hermanos. Eso hace que se respete la gente mayor. Tuve muchos recuerdos bonitos. Pero así mismo te das cuenta que de la vida solo queda lo vivido y aun si ni eso te lo llevas si sufres de alguna enfermedad que te vaya haciendo perder tu lucidez y memoria.  Al final quedará un vacío en aquellos que te quieren, pero que se llenara con más vida.

Y tal vez lo que quede de tu existencia y lo más importante para algunos será que herencia dejaste. Si fuiste bueno o malo quedará casi en nada. Lo que ahora importará será el dinero. Si lo hay tal vez seas mejor persona de la que fuiste y si no lo hay serás un alma más en el olvido.  Y lo hablo esto por experiencia en mi familia. De mi abuelo lo más importante fue su dinero... Tampoco hizo mucho por recordarlo de buena forma.  

Y con toda estas vivencias me pongo a pensar que será de mi y mis historias. ¿A quién van importar? Es más creo que si uno no escribe se perderá como todo en la vida transformándose en tierra... Llegue a la conclusión que no voy a vivir para que me recuerden. Y vivir lo que me toca vivir a mi manera. Simplemente no quiero escribir vivencias de otras personas, sino solo mías. Quiero recordar mi vida, no que recuerden mi vida. Como diría alguien por ahí, me vale que me recuerden. Lo que sí vale es que yo recuerde mis vivencias. Quiero acordarme de las personas que ame y de las personas que me perdonaron y perdone.

Este mundo es tan rápido y suelto que ya se extraña más un partido de futbol que tú misma familia. Y peor si quieres acordarte de los cumpleaños y lo digo por mí que tengo muy mala memoria. Respetando siempre la opinión de los demás, creo que mucha gente ha dejado de vivir sus vidas y se han dedicado a vivir la vida de los demás. Ya no cuentan ni un cuento suyo y más bien si saben los cuentos del vecino.

Así empiezo otra historia de mi vida. Acordándome como es la lucha entre ser recordado por lo que fuiste o por lo que tienes. Se desarrolla en un típico pueblito caliente muy caliente.  Ya sabrán porque lo digo. Llegue a uno de mis primeros trabajos fuera de la ciudad, era inexperto y como dirían por esas zonas. Un paisano completo. Paisano por esa zona significa diferente a  como tú quieras catalogar, significa “pueblerino tonto”.  Y eso que yo llegaba de la ciudad, pero las personas de esos lugares sino corren vuelan. Ahí se aprende a hablar el mismo idioma pero con otro significado. El significado de la vida campesina. Llegaba después de una batalla legal por herencias que lo tenían entre familiares, iba ayudarlos a ordenar los bienes del abuelo fallecido. 

Para esto ya sabía algo de cómo son  sus costumbres, sobre todo los cuidados que hay que tener con nuestro idioma. Una cosa que se aprende cuando viajes es que una palabra que digas en un lugar donde hasta puede ser un halago, en otro lugar puede  ser un insulto. Hay que aprender el idioma neutro, y no solo el idioma, hasta la forma de expresarte también. Siempre que llegas a un lugar que no conoces habrá los que son indiferentes contigo, los que te recibirán bien y los que te odian sin ni siquiera haber pronunciado la primera palabra. El lenguaje de los hombres aquí y en la Conchinchina siempre será para algunos el lenguaje del macho Alfa. Es decir cuando ven algo de peligro con las hembras del lugar. Y esta historia le llamaré “El Pueblo Caliente”.

Nos vemos pronto…